
¿TIENES UN MINUTO PARA DIOS?
Traducción y adaptación: Sergio Torres
Propósito del Programa
Ayudar al joven a desarrollar una vida de oración en su relación con Jesús.
INTRODUCCION
Habían pasado cinco minutos desde que el pastor comenzara su sermón, cuando Cristina escuchó estas palabras: “Cuán dulces son los momentos que pasamos cada día en oración con el Señor”.
Cristina deseó preguntar: “Pero, ¿qué pasa si uno no hace exactamente eso?”.
Probablemente la mayoría de los cristianos se sienten como Cristina. Sabemos que el Señor es la persona más importante en nuestra vida, por lo tanto, dedicar cada minuto a Dios sería no más de lo que El merece. Lamentablemente, no hacemos eso. Hay momentos cuando la lectura clásica requiera nuestra atención. Y Dios lo sabe. Hay ocasiones cuando “ese alguien especial” demanda nuestro tiempo. Dios también comprende eso.
Dios no espera una atención hacia El durante “todo el dia”. Pero tampoco nuestro dia debiera terminar sin haber pasado un momento siquiera con el Señor.
A menudo sentimos temor de orar. Otras cosas ocupan todo nuestro tiempo y nos atrevemos a dar excusas por no orar. Escuchemos 4 de ellas:
Joven 1: Dios va a estar furioso conmigo por lo que he hecho… ¡Mejor no encontrarme con El!
Esta puede ser una de las excusas. Podemos cometer graves errores al pensar asi. Algunos jóvenes derrochan sus vidas a propósito. Otros, se arriesgan locamente por conseguir algo que saben les hará mucho daño.
Lamentarse por situaciones tales como ésta impiden que los cristianos tengan momentos personales y honestos con Dios, en oración. Sin embargo, Dios no usa estas dificultades en contra nuestra. Leamos lo que nos dice Mateo 9:11-13:
“Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”.
Eso quiere decir que hay buenas probabilidades de que tú seas la clase de persona que Cristo vino a buscar. Elena G. White nos dice en su libro titulado: “Felicidad Abundante, páginas 25 y 26 lo siguiente en cuanto a ésto:
“Dios no nos trata como los hombres se tratan entre sí. Los pensamientos de El son pensamientos de misericordia, de amor y de la más tierna compasión. El dice: “DEJE EL IMPIO SU CAMINO, Y EL HOMBRE INICUO SUS PENSAMIENTOS, Y VUELVASE A JEHOVA, EL CUAL TENDRA DE EL MISERICORDIA, Y AL DIOS NUESTRO, EL CUAL SERA AMPLIO EN PERDONAR”. “YO DESHICE COMO UNA NUBE TUS REBELIONES, Y COMO NIEBLA TUS PECADOS”. “PORQUE NO QUIERO
Joven 2: Hace demasiado tiempo que no oro…
Quizá no tengas un “enredo” especifico que esté causando tu culpa. Simplemente ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que hablaste con el Señor, más allá de repetir palabras en forma automática. Quizás te imaginas a Dios diciéndote: “¡Mira, quién, finalmente, se apareció por aquí! ¡Si ésto es lo que soy para tí, olvidate!”.
Pero esa no es la forma en que Dios hace las cosas. Sé honesto con El. Cuando ores, dile: “Ha pasado mucho tiempo desde que tomé tiempo para hablar contigo, Señor. Lo siento, de verdad. Quiero estar junto a tí, ayúdame a comenzar de nuevo”.
Joven 3: Me siento como un verdadero hipócrita…
Habla con Dios como si estuvieras hablando con un amigo. Cuéntale exactamente como tú te sientes. Por ejemplo: puedes decirle… “Señor, ser cristiano en este tiempo, se está volviendo super-aburrido y, a veces, cuando estoy con mi amiga, lo único en que pienso es en besarla… ¿Sabes? A veces no sé que hacer con estos sentimientos… Dime, Señor, ¿qué puedo hacer?”.
Dios comprende cómo te sientes. El conoce tu experiencia. Pero debes ser honesto con Dios. Si eres abierto con El, al expresarle tus sentimientos, podrás reconocer mejor cuáles son sus respuestas. Elena G. de White, en su libro: “Felicidad Abundante”, págs. 49, 50, dice:
“Presenta a Dios tus necesidades, tristezas, gozos, cuidados y temores. No puedes agobiarle ni cansarle. El que tiene contados los cabellos de tu cabeza no es indiferente a las necesidades de sus hijos”.
“Su amoroso corazón se conmueve por nuestras tristezas y aun por nuestra presentación de ellas. Llévale todo lo que confunda tu mente, ninguna cosa es demasiado grande para que El no la pueda soportar, pues sostiene los mundos y rige todos los asuntos del universo. Ninguna cosa que de alguna manera afecte nuestra paz es tan pequeña que El no la note. No hay en nuestra experiencia ningún pasaje tan oscuro que El no lo pueda leer, ni perplejidad tan grande que no la pueda desenredar. Ninguna calamidad puede acaecer al más pequeño de sus hijos, ninguna ansiedad puede asaltar el alma, ningún gozo alegrar, ninguna oración sincera escaparse de los labios, sin que el Padre celestial lo note, sin que tome en ello un interés inmediato…”
Joven 4: Estoy tan ocupado… ¡que no tengo tiempo para orar!
Es verdad que algunas personas tienen mucho que hacer durante el dia. Otros consideran que cualquier cosa que hagan, incluso, ver la televisión, es algo que los mantiene sumamente ocupados. Sin embargo, sólo tú puedes decidir si tienes o nó demasiadas cosas que hacer o solamente te imaginas que estás “muy ocupado”.
Hemos escuchado algunas excusas por qué no orar. Sin embargo, sabemos que la oración es importante e indispensable en la vida Cristiana. Entonces, ¿cómo podemos comenzar a tener una vida de oración? ¿Cuál es el mejor momento para orar?
Prueba estas ideas:
Joven 5: Saca provecho de la oración…
La oración por los alimentos; la oración con la familia; la oración en la reunión de
“Es necesario ser diligente en la oración; ninguna cosa te lo impida.
Haz cuanto puedas para que haya una comunicación continua entre el Señor Jesús y tu alma. Aprovecha toda oportunidad de ir adonde se suela orar. Los que están realmente procurando mantenerse en comunión con Dios asistirán a los cultos de oración, serán fieles en cumplir su deber, y ávidos y ansiosos de cosechar todos los beneficios donde puedan recibir rayos de luz celestial”.
Joven 6: Desarrolla el hábito de estar siempre en comunión con Dios…
Elena G. de White, dice: “Dondequiera que estemos podemos estar en comunión con Dios”. No hay tiempo o lugar que sea impropio para orar a Dios. En medio de las multitudes de las calles, o en medio de una sesión de negocios, podemos elevar a Dios una oración e implorar la dirección divina. Ora en tu dormitorio, mientras atiendes tu trabajo diario, levanta, a menudo, tu corazón hacia Dios.
Como ves, siempre puedes estar en estrecha comunión con el Señor, dondequiera que te encuentres: en el bus, en el auto, en tu clase de escuela… donde sea, tus oraciones pueden ser sólo segundos: “Señor, ayúdame en este exámen”. “Querido Jesús, ¡que linda esta puesta del sol!”. Desarrolla el hábito de contarle a Jesús todo cuanto se relacione con tu vida en el mismo momento que lo piensas.
Romanos 8:26, nos dice:
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”.
Joven 7: Cultiva la oración privada…
Para crecer espiritualmente, se necesita tener, diariamente, una vida de comunión abierta y honesta con Jesús. Esto requiere más que un par de segundos, de vez en cuando. Elena G. White, nos dice en el libro: “Felicidad Abundante”, pág 49, lo siguiente:
“En la oración privada el alma está libre de las influencias del ambiente, libre de excitación. Tranquila pero fervientemente se elevará hacia Dios. Dulce y permanente será la influencia que dimana de Aquel que ve en lo secreto, cuyo oído está abierto a la oración que brota del corazón”.
Es en esta oración privada cuando tú y Dios se encuentran solos. Allí, puedes resolver todo cuanto te preocupa y confunde. Te ayudará a tener sabiduría para tomar decisiones y te fortalecerá para enfrentar mejor los desafios. Demasiados cristianos se encuentran, al final del día, semana o, incluso, del mes, sin haber estado a solas con el Señor.
Algo importante es tener un horario específico en el cual te encontrarás con Dios. Decide cuándo será ese momento. Elena G. de White nos aconseja lo siguiente en su libro: “Felicidad Abundante”, pág 34:
“Conságrate a Dios todas las mañanas; haz de esto tu primer trabajo”. Quizás vas a tener que levantarte 10 ó 15 minutos mas temprano. ¿Y, por qué no? ¡Lo harás para estar con Jesús! A lo mejor escojes este momento después que llegas de la escuela. Lo importante es realizarlo “cada día”. Puede que lo del horario te suene a algo mecánico y no sincero; pero… recuerda: ¡vivimos en un mundo con demasiadas distracciones! Tener un horario para la oración y comprometerse a cumplirlo es algo sumamente importante si tiene que ver con tu sobrevivencia espiritual en un mundo que no es espiritual.
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